tienes arriba de la mirada, en la
balconada de la frente,
entre el refugio de los nidos, ¿son
pájaros de sedoso plumaje negro?,
el resplandor que sólo se aparece una
única vez en la vida de un hombre,
trae el agua y la sed en sus hilos
plateados, hilos que se esparcen
e inventan el aire; por ellos
culebrean las sombras dulces de los veranos,
los cobijos cálidos de chimeneas de
los atardeceres fríos, deshojados.
¡cuántas tristezas muerden en las
heridas, le sacan lágrimas a la luz!
¡cuántas veces mi mano ha temblado al
inicio del gesto, ascendiendo!
siempre ha de haber una rendija por
la que llegar al centro del destino,
un estallido seco que le devuelva al
silencio la sonrisa de la palabra.
en la balconada de tu frente, el
resplandor te habita, se desprende
y me llegan sus hilos ciegos,
atrapándome, dándome lo que nunca tuve.
eres los dos lados del camino:
la vida contigo,
la muerte sin ti
Del libro de poemas "El edén de Salomé"
Quintín Alonso Méndez
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