Del libro de poemas "El año de la muerte,
el año de la vida"
¿Dónde estamos? ¿En qué lugar del universo nos encontramos,
que aún no ha sido el encuentro de la
luz con el silencio?
¿Hemos de confiar en los astros o nos
lanzamos al abismo de nuestros brazos?
No me cures la locura, aliméntala.
No curaré tus heridas, las aceptaré.
No hundiré mi tristeza en tu sangre,
la posaré en las playas de tus labios.
Porque a tu sangre irán mis ansias de
eternizarte, de elevarte árbol,
de tenderte yerba.
Irá toda mi sangre a tu sangre, toda
mi vida toda mi muerte a tu vida.
Escarbaré en mi pecho para que
plantes, ¡oh, para que plantes!,
la semilla que nunca supe que existiera,
la del fruto del amor,
la plantarás con tus olas de flores
blancas, con tu ternura de niña hembra.
Yo te vestiré con el traje impúdico
del aire para amarte desnuda.
Me dirás que no me detenga, que no
deje de horadarte en la piedra.
Me pedirás que no calle, que no deje
de elevarte árbol, tenderte yerba.
Y no callaré, te lo diré con cada
verso, con cada caricia de agua:
no me cures la locura, aliméntala
aquí la materia es lo que no existe
Quintín Alonso Méndez
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