Del libro de Poemas "El edén de Salomé"
Recojo esos pedazos de luna que las
noches sin ti dejan caer desde lo alto,
los deposito en el agua que la
serenada extrae de las uvas de las lágrimas,
para cuando vuelvas, entonces la luna
resbalando hasta la fruta de tu boca,
deshaciéndose en gajos vestidos de
flores blancas, picoteando lluvias, sonrisas,
murmullos que ahora son lejanos roces
del aire en la palidez de la callada brisa.
Recojo las palabras que quedaron a la
deriva, indefensas y desangeladas
ante los temporales del silencio, las
acompaño en sus escalofríos de abandono,
para cuando vuelvas, entonces aletearán
aunque silenciosas, tímidas en su rincón,
sólo quietas, mirándote, ansiosas por
oírte la voz que rompe las tristezas
y hace que las mariposas y las libélulas
hagan primaveras de cada instante contigo
Quintín Alonso Méndez
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