Viaje interminable 035

¿Existe otro lenguaje que el de las palabras que se miran?,

¿voz más poderosa que la del canto libertario

de pájaro sin jaula atravesando bóveda de la hondura?

Bosque de luz rasga las nubes, rectas raíces se aferran al océano,

lianas minerales desprendidas del origen de la materia,

polvo de estrellas, esparcido por los dioses y las hadas del sexo,

en polen se esparce por la piel desnuda del agua,

lluvia del musgo volatizada en húmedo salitre,

la mirada agradece la voz silenciosa que me recuerda,

se pierde en el encendido horizonte,

canto del deseo libertario recorre mis marinos desiertos

 

quintín alonso méndez

 

 

    jorge garcía

Viaje interminable 034

    jorge garcía

A veces hay noches ciertas, de lunas y caracolas,

y es noche despierta como aguacero,

noche en que la tristeza destila miel de saberte

y dulces olas de sabor marino entran por la ventana.

Hubo lágrimas en alguna noche espejo de esta noche,

en presentes las recuerdo, pero no eran lágrimas,

solo restos de naufragios, abalorios de alas rotas.

Noches ciertas como esta noche, despierta como aguacero,

lengua de lava resbalándose

por entre los recodos sinuosos de la voz temblorosa entreabriéndose,

donde las calideces de la brisa,

desprendidas en salitre de la ternura de las olas,

me preguntan gimientes por el sabor húmedo de tu boca

 

    jorge garcía

quintín alonso méndez

 

 

 

  

 

 

Viaje interminable 033

Tiene esta noche de brisa de verano de aldea

miles de noches dentro,

como estrellas desparramadas por la vía láctea,

clima de media luna en la esférica transparencia

ilumina la calidez de la nostalgia en los poemas,

las amapolas, el musgo, los silencios,

donde crecían, enredaderas enredándose en árbol,

los sentimientos de las cosas eternas,

¡ah, regresada noche de verano, centelleas!

y ahora en esta noche, panal con miles de noches dentro,

todo es presencia, aromas de noche de aldea,

escribiéndote envuelto en la atmósfera del enamorado,

¡ah, mujer, tus océanos, canto desplegando las velas!

 

Amanece serenada de sábanas en la yerba,

néctar de ti en los pétalos de los sueños

quintín alonso méndez

 

 

Viaje interminable 032

Grises del verano de los humedales del tiempo,

ladrido del perro se deshace en bosque de niebla

ante el cristal inhumano hecho de arena y salitre

¿a qué tiempo se ha ido lo que era tiempo entre las manos?,

amargo, a veces dulce, pero tiempo, un sabor para cada instante,

una herida para cada descalabro, una brisa para cada levedad,

¿a qué espacios, a qué regiones de labios?,

grises del verano por donde se filtran las cenizas

buscando tus besos

quintín alonso méndez

 

Viaje interminable 031

Este viento alisio, norteño,

con llovizna de cumbres que resbala por el gris del día,

polvoreado en húmeda niebla de arena y salitre,

acariciante en el rostro en conjunción de nostalgia y anhelo,

fresco como la desnudez que se abre y espera,

no será el azul de las golondrinas

si tus ojos no se posan en el vuelo,

si el solitario aire en cenizas

no recibe la corpórea presencia de tu alquimia,

entonces,

bañada en piel de material luz,

la piel del poema

 

quintín alonso méndez

 

Viaje interminable 030

Temo de la lujuria del verso su capacidad carnal,

la lascivia de sus palabras escarbando con dedos de labios

con la maestría torpe

en la prístina carne de los volcanes, lava de la roca,

pero verso que amo y trenzo,

tratando con mimo los pespuntes de cada detalle,  

como caricias sabias en busca de la morbosa dicha ajena.

Temo del verso lo que ya no temo,

gritarle te quiero al ave del tiempo que vuela en sus alejos.

Verso impúdico con su procaz lengua de serpientes y volcanes,

buscando, nada más buscando, la esencia del agua dentro del incendio,

la espesura de sus transparencias desbordándose en los cuerpos

como solo sabe hacerlo lo eterno.

Verso voluptuoso derramándose en el desnudo cuerpo de la escritura

anhelando tu desnudez completa, ánfora del encanto.

Lujurioso poema, permanecerá inalcanzable a las inocentes manos,

materia más materia que la efímera materia del desencuentro,

de profundo vuelo alto, más, más arriba de las catedrales humanas,

en la terrenal amplitud nada más del querer poseerte y tú lo poseas

 

quintín alonso méndez