sábado, 29 de julio de 2017

Canto Último

Canto LXXIX

Una sola palabra tuya, venida desde el silencio más lejano, desde la distancia más cierta y desde el latido de saberte, ya le pone musa y papel a mis intentos de estar, de entrelazar palabras y escribirlas. No importa que sea con el silencio, no importa que sea solo una pincelada amable, un gesto del aire, un fugaz revoloteo. Veo promesas de junglas en la yerba, de océanos en los charcos. No importa lo cierto, la realidad de las cosas, mi mente siempre ha navegado por otros mundos. Las distancias no molestan, son las inventoras de los espacios. Me alimenta la no materia de las formas, lo ilusorio de la silueta dentro del espejismo, los contornos mágicos de tu universo. El destino juega a los enamoramientos y juega a los descarriles. ¿Existió la primera vez que supe de ti, o ya estabas ahí, como origen del todo? ¿Qué parte de mí te esperaba, la ya vencida? ¿No te he dicho que cuando siento tu mirada me duele lo infinito, lo de más adentro, lo que se sabe la plenitud, la materia de lo inalcanzable?, esa íntima ternura que nunca tuvo nido. Ahora siento tu mirada, y quizás solo sea un recuerdo que me encontré en alguna parte, y que débil en su nostalgia vino a posarse en lo más vacío de mis manos. Te nombro en voz alta, alejo al viento, invento la lluvia de tu rostro, trenzo remolinos de brisa para tus labios, pongo edenes en tus sueños, camino pensándote, viene entonces mansa con aires de música en sus brazos abiertos la marea, se aproxima a mis costas resecas de musgo viejo, desnuda se expande por entre las rocas, ¡ah, tu sonrisa que brillosa inunda mis playas desiertas, llenándolas de caracolas! Todo pasa lejos a mi lado. No es tristeza, así es el día sin ti, donde los planetas de mi mundo vagan errantes, fuera de sus órbitas, sonámbulos, perdidos en selvas oscuras de naturalezas muertas. No importa mi vértigo en espiral hacia la nada. Entretanto, viendo la redondez dorada del sol, amortiguada su fuerza de lava por la sábana grisácea de la calima, dejándose desnudar por el horizonte que la acoge y la envuelve, te escribo mis cantos, sin tristeza, los días sin ti son así    

quintín alonso méndez




miércoles, 26 de julio de 2017

Canto Último

Canto LXXVIII

¿Cómo decirte que los pájaros de mis labios buscan los labios de tus pájaros? Hace frío en la azotea, noche de luna nueva con el cielo encapotado por espesas nubes, un aire fresco que viene de la costa, que me llama y me atrae, la estrella de mar brilla en el charco como promesa de otro mundo. Palabras que no encuentro para ofrecértelas, que sean cestas rebosando frutas, que sean los licores de la ebriedad, la dulzura de un sueño. Mientras la camino, logro evitar un agujero de la noche, lo rodeo y le sonrío a la brisa bañada de salitre, diciendo tu nombre: significa que me estás pensando, me has advertido del peligro, has logrado que me detenga ante el abismo irremediable y lo esquive. Me salvas a diario. Así forjo las columnas de mi tiempo, con mis inventos de cometas y galaxias. Pensándote. En la oscuridad, el agua es más fría. Y pienso en el verso que leí en tus ojos, hoy el día es un regalo. Desde la azotea miro hacia el norte, donde tu risa brilla como una felicidad sin orígenes ni destinos  



quintín alonso méndez

domingo, 23 de julio de 2017

Canto Último

Canto LXXIII

Es niebla la materia salitrosa de la tarde, ropaje húmedo de tarajal. Todo es niebla. Soy niebla sin encontrarme, dentro de la niebla. La mojada niebla de lluvia desde dentro hacia fuera es niebla que desbarata el tiempo, lo deshilacha, lo zarandea y se lo lleva a otra parte. Niebla de lo perdido y niebla de lo no encontrado. Niebla que niega el horizonte y evapora la orilla, la evapora y la hunde dentro de sí misma. Ceniza húmeda del después de los incendios, brisa que sale ya bañada del mar. Un perro venido de la niebla se me acerca y olfatea mi buen sitio, no le convence, me mira un rato y luego se pierde solitario por el lindero de la costa, veo cómo se desvanece niebla adentro. En la niebla vi bosques transparentes de azules, vi lo que no se puede tener entre las manos, libélulas y estrellas dentro de los ojos cerrados, vi la soledad oscura de cada árbol atrapada en sus raíces, la viveza del oro negro de las lisas piedras destacando en el esmeralda del joven musgo, vi mariposas invisibles del mármol vaporoso de las desmayadas nubes. Ahora veo la niebla que lo cubre todo, ocultas las veredas, oculta la luz, ocultas las hadas de la prosa, todo flota, mundo irreal de lo real, tú no sabes que estoy, pero estoy ahí, en la niebla de las cosas, de vez en cuando una voz de cristales suena dentro de la niebla y luego oigo cómo se aleja por pasillos huecos de otras dimensiones, como diluyéndose por entre flotantes árboles de niebla, nada pisa la tierra, está lejos el mundo, más silencio espeso de mundo que se aleja al adentrarme en la niebla, siguiendo la estela invisible del perro que se perdió en la niebla   


quintín alonso méndez



jueves, 20 de julio de 2017


Canto Último

Canto LXXIV

La tarde tenía los ojos metidos en el sol, tarde lenta como lento es el recorrido de los recuerdos que duelen, mecidos, a falta de la ausencia de la brisa, por las alas de esos sueños que precisamente amamos sobremanera porque no volverán, dulces como los años dañinos de la escuela, frescos y brillantemente verdosos como los saltos de las ranas entre las cañas, luminosos como las primeras muertes. A la tarde, al principio, la veía resbalarse y caer lentamente, paladeando la agonía, me llegaban olores del incienso y el hinojo, luego, precipitado precipicio, incendio al entrar en el mar, a plomo la veía dejándose caer sobre el impasible horizonte, fuerzas vencidas, caídos los brazos igual que las trenzas del musgo desmayadas sobre la arena, pensaba en ti viendo atardecer, pensaba en la riqueza de una mirada que nunca envejece y que siempre me acompañará, era una tarde tan insignificante y menuda como esta tarde, no valen de nada mis pensamientos, menos que nada valen mis sentimientos, soy espantapájaros y a veces, muy pocas veces, escondrijo, ejemplo referente como referencia de lo no aconsejable, de los sentimientos ajenos, desvarío porque a la orilla solo van a parar los desencuentros enajenados, y en la orilla, o en los desencuentros, siempre se encuentra lo que no fue, los encuentros se encuentran en otra parte, a escondidas, porque la vida es falsa y para vivir la verdadera vida hay que hacer rodeos, mentirle a la ejemplar y trabajadora vida de a diario: no me tocan esas furtivas suertes del desbordamiento, de la pasión anhelada, no me da el dinero para comprar escondrijos donde esconderme y saciarme. Me sacio de la nada. Canto último de la tarde, antes de oscurecer y de ponerse el vestido negro, para entrar en los aposentos de los silencios que nunca fueron acompañados. ¡Hasta el día feliz es una rutina cíclica! El ahora cada vez se aleja más del después. El mañana ya me lo sé, lo que no me sé es el hoy, te digo, mientras tú solo oyes tus quejidos de barca sin mar, de mar sin ti, en el escenario del césped las risas de los chiquillos acercan la vida al jardín, tus manos la rozan en la piel de la flor encarnada, miras hacia alguna parte, suspiras, hermoso el estilizado vuelo apacible de los violetas en el horizonte, el brillo afrodisíaco de los naranjos, y no sabes, no sabes que estás volando, dándote la vuelta, soltando tu sonrisa, regresando al destino de tu mundo     


quintín alonso méndez



lunes, 17 de julio de 2017


Canto Último

Canto LXVIII

Siempre se vuelve al lugar del encuentro tiene la herida cruel de la excepción
entonces sin excepción cae fulminante la guillotina del elegido
lo dice el cartel sádico que se balancea en el horizonte
lo que no tiene futuro no tiene presente
y es cierto que brillan las flores en la cuneta
manchadas de sangre
se mece la brisa en la yerba y en las ramas y en las hojas de los árboles
es cierto que es sereno el camino
un racimo de incrédulas y carnosas violetas la inocencia
y que los miedos se esconden detrás del rostro del espejo
al fin y al cabo la muerte es solo un instante después no se sabe
como tampoco se sabe por qué duele tanto lo que tanto se ama
aunque el espíritu eleve el amor al altar de la naturaleza al júbilo de las vivencias
en la medida de la risa pero en la medida del dolor está lo que se quiere
de tus labios nació el sentido de las puertas
para decir hola antes hay que decir adiós
de toda tú de tu bruja esencia partió la flecha de mi destino
los solitarios pájaros habitan el abandonado espacio
la puerta abierta
por donde entran y salen como partículas del tiempo los silencios


quintín alonso méndez



jueves, 13 de julio de 2017


Canto Último

Canto LXVI

La música en la cuna de la orilla
olas mansas como pérdidas se mecen en el péndulo de la nostalgia
el vaivén de tu voz ausente me llega y se aleja y me llega
ondulándose con un sabor dulce de tristeza
como si toda ternura invitara a la lágrima
y toda hilacha de luz proviniera del océano de tus ojos
horario de penumbra que no se sabe si va a la noche o al día
busco verte y me asaltan los cocodrilos de los recuerdos
las fosas que he cavado y las tumbas en que me he enterrado
me alejo para que el tiempo ponga la niebla justa que mis ojos no traspasen
ya no subo a los tejados como antes a verte como mariposa
con tu vestido blanco cruzando el puente
era el reloj de la mediatarde sonaban campanas de agua
de lluvias calmas sobrevolando los campos áridos de mis adentros
si supieras cómo bajaba los peldaños con qué pesadez de silencio
para irme a mis silencios encerrados
como preso de mi mala sombra bajando a mi calabozo
ah entonces el canto del romanticismo explayándose por la humedad de las paredes
ah entonces te inventaba te ponía nombre de voladora te traía al verso
en plena noche oía cómo tu sueño se abría
como una flor de madrugada
ahora te escribo esto nada más que para tenerte unos instantes a mi lado



quintín alonso méndez


lunes, 10 de julio de 2017



Canto Último

Canto LXII

Estos días inexplicables en que amanece
con pulidas y verdes sábanas húmedas
salpicadas por las lágrimas de la lluvia imperceptible
extendidas en la yerba en los campos abandonados
con una brisa arrancada de viejos otoños y que pronto se abre
como una flor azul de verano esparciendo jaulas para el aire
son días en que me llegan con el viento aterido palabras mudas
que apartan una vida para que comience otra
esas palabras que sin decirte nada te lo dicen todo
es el vacío absoluto al tiempo que en otra parte
caminando por el camino de al lado
es la plenitud en los trigales
por la tarde del sol caminan conmigo silencios desnudos
nunca tan vacío el mundo tan frío el calor
tan ausentes los pájaros en sus vuelos de rama en rama
tan de otro mundo sus cantos porque son los últimos cantos
mis manos ya saben la noticia
venida con el desgarro de la mudez
ya se saben solitarias para siempre
sin labios sin cantos sin pájaros
todos lo han sabido antes que yo
los valles los horizontes las mareas los cielos
los amantes de las violetas los mirlos
yo mismo lo he sabido antes que yo

quintín alonso méndez



miércoles, 5 de julio de 2017

Canto Último

Canto LX

Anoche me escapé a la prosa
a su abandono de pez sin mar
juntos y abrazados a la lumbre escribimos esta carta para ti
érase una vez cuando recordábamos que la vejez era un tiempo lejano
había una isla
en ella nos habitábamos
a diario bajábamos a la costa
a esperarte
las borracheras en los bares eran los barcos piratas que abordaban y hundían
a los barcos sin fronteras que pretendieran acercarse
yo bajaba con lápiz y papel porque sabía que tarde o temprano
la prosa iba a pedírmelos
eran sus armas para la no rendición para sacar fuerzas ante las tempestades
la prosa era yo
que me acompañaba a la orilla del mar para no perderme
o para poder regresar sin piernas sin manos sin alma
ya en el frío de la oscuridad
sentados frente al horizonte
recordábamos el futuro de cuando ibas a llegar y nosotros ya no estuviéramos
por eso aquí resguardada
te dejamos esta carta en la orilla
envuelta en la ola del encuentro
donde érase una vez existió el amor eterno


quintín alonso méndez


domingo, 2 de julio de 2017

Canto Último


Canto LVII

El fanático verso se empeña en que lo reciba y lo acoja
¿y dónde alojarlo? ¿en la parte de atrás de las gavetas vacías?
¿entre los espesos y a menudo anodinos versos que me surgen?
¿y para qué? ¿para que brille solitario y errante como un sol?
¿para que arda y se consuma en sí mismo?
¡no! ¡condena inútil e innecesaria!
¡vete verso! remonta vuelo y vete alójate en los nidos de su vientre
anídate en las elevadas terrazas de su cabellera
acaricia las lunas de su cuello
inmenso como el desmayo en la plenitud
cúmplela aliéntala pero mímala resucítala de cada herida de muerte
de cada noche que pretenda eternizarse en los ojos abiertos
pósate en sus párpados
bésalos con esa suavidad que ya tú sabes del polen en el pétalo
muéstrale la calidez de un abrazo aunque muerdan como abismos
los barrancos de las distancias
crújela en los labios crújela que los sienta vivos como las fresas del edén
acompáñala acompáñala siempre admira su risa
quítale la tristeza que le afea las mareas del atardecer
se con ella la serenidad y la promesa la confianza y el ánimo
se todo lo que yo quisiera
y quiero
y a veces cuando esté a punto de asaltarla el grito del silencio

háblale de la libélula que siempre vuelve

quintín alonso méndez