martes, 29 de diciembre de 2020

 

    jorge garcía
Viaje interminable (103)


      jorge garcía
 

No necesitamos palabras ni silencios

del árbol o la roca

no necesitamos los gestos el roce

la mirada

no necesitamos saber del sabor

del olor

no necesitamos nada real

solo necesitamos de un espacio común

donde habite el mismo tiempo

en el mismo lugar


    jorge garcía
quintín alonso méndez

miércoles, 23 de diciembre de 2020

 

Viaje interminable (102)

    jorge garcía


¡ah!, pero cuando se produce ese instante frágil,

ese estallido de luz en el hueso del pecho liberándose del cuerpo,

esparce toda la primavera de las flores por la niebla gris del misterioso océano.

Por encanto, desaparece el pensamiento.

En ese momento, el timón son las manos sin peso, desplegadas como alas,

recibiendo la intensa lluvia de salitre bajo el sol de las violetas.

Surgen los acantilados como grandiosos árboles de negra piedra

donde los abundantes frutos de prometida isla del desconocido regreso.

La existencia no es otra cosa. Es llamada de la esencia del Cosmos.  

No se sabe a ciencia cierta del origen del hálito, de lo inalcanzable.

Nada pervive más allá del presente. ¡Ah!, nunca se piensa en el naufragio,

solo se admite la derrota en el éxtasis

 

Quiero ser el otro, el que no ha sido.

Ya ha sido el que no fui

 

    jorge garcía
quintín alonso méndez


viernes, 18 de diciembre de 2020

 

    jorge garcía

Viaje interminable (101)

    jorge garcía

Si dejamos al pensamiento navegar libre por los brumosos océanos,

se terminará perdiendo en enmarañados recovecos,

llevándolo irremediable a lo más doloroso, a lo más amargo de los recuerdos.

Se precisa de la inflexible frialdad, pulso firme de la mente

sobe el afilado timón penetrando en el hielo del tiempo.  

Un solo instante débil de distracción desvía el rumbo,

Seductores cantos de sirenas desde la costa nublan la vista

y no dejan ver los oscuros y feroces acantilados que aguardan

con las ensangrentadas fauces abiertas


quintín alonso méndez


lunes, 14 de diciembre de 2020

Viaje interminable (100)




 

Adiós sonó al adiós. A alma rota,

a muerte de la vida en vida.

Sonó a la bala mortal que solo oye la mente, en algodones,

en un sorprendente de luminoso apagarse la luz bajo el incendio del sol.

Sonó a la conciencia del tiempo en este cuerpo, en estos huesos,

a la gota de agua contra el suelo,

al silencio sonoro en la lucidez de percibir que acaso

llegué a tocar la esencia del mundo en el hola del adiós.

Sonó a este rumor de marea cíclica, inflexible en su esfera de eternidad,

pero eso fue, es y será, el hola, flujo de la eternidad.

El adiós es solo un punto de la infinita curva del espacio a lo largo del viajar del tiempo

 

La carnal luz del atardecer viene de lo lejos,

te miro mientras te desnudas,

el aire, óleo de tu piel,

somos la noche,

soy el que no está


quintín alonso méndez


martes, 8 de diciembre de 2020

 

    jorge garcía

Viaje interminable (99)



Nueve de diciembre sin mordazas y con alas

 

¡Cómo habla la muda palabra!

Nada más frutal que el sabor desprendido de los atardeceres,

Infinitos los sabores esparciéndose porque infinitos los climas,

se hace de rogar el verso, el poema, el cuerpo de la vida, se aletarga

como pereza al sol, como la vacía espera de un banco vacío en el desalojo de la plaza,

pero el camino es nómada del tiempo, se acorta y se estrecha,

para proseguirlo invita al desprendimiento de la materia que se consume.

¡Cómo habla la muda palabra, cómo resiste la noche del verano y los temporales!

Silenciosa como la roca, altiva como la arena del desierto, repta a tus ojos,

es el temblor que una y otra vez resbala por la piel de tus palabras calladas

que laten en un rumor de océanos que navegan deshojándose en agujas de agua  

                                                                                              (íntimamente a ti)

 

 

quintín alonso méndez


viernes, 4 de diciembre de 2020

 

Viaje interminable (98)




Me siento ante el solar frío del libro ausente,

de ese libro que quizás fue echado al fuego antes de ser escrito,

huella de las invenciones de la mente, es posible

que recuerdos de lo no vivido o de lo traspasado por lo inconmensurable,

pero así abraza un sentimiento, un latido de fruta abriéndose,

un momento, apenas un momento de éxtasis contigo, sin estar acompañado,

tan desnudamente sintiéndote


quintín alonso méndez