lunes, 30 de noviembre de 2020

 


Viaje interminable (97)




y tú, mujer, esfera del agua,

¿en qué mar navegas,

en qué noray del muelle silenciosa te hospedas?,

¿en qué orilla de qué costa te ausentas de ti misma,

en qué cumbre de ola te desbordas  

y besas la sed de la arena,

la herida de la roca?


quintín alonso méndez

martes, 24 de noviembre de 2020

 

                                            jorge garcía

Viaje interminable (96)




El frío viene de lo más recóndito de los huesos

donde hubo carne,

hilos de savia alimentando las raíces.

Frío que hiere al árbol,

deshojándolo.

La ausencia del agua también se llevó la memoria.

Si fuese lluvia

brotaría el olor a tierra mojada

en enredaderas de flores y labios abriéndose,

regresaría el latido

 

quintín alonso méndez

 

viernes, 20 de noviembre de 2020

 

Viaje interminable (95)




Errática navega la mente por ausencias de palabras

solo el sentimiento, sin más ropajes.

Mirar y verte en la oscuridad ciega,

en cada pliegue del tiempo.

Ir a ti, adentrarme en el aire,

buscarte las palabras,

piel de la existencia,

acto del encuentro


quintín alonso méndez


martes, 17 de noviembre de 2020

 

                                            jorge garcía

Viaje interminable (94)

    chele gonzález

Como pájaro habitando el árbol de piedra,

en música de canto liviandad abrigo,

al caer la noche

en un desprenderse -sutil gesto de pensamiento

en un furtivo acto inconsciente de los sentidos-

fugacidad de ala del espeso mundo,

me habitas el sueño.

Se abre flor tu mente en dulzura de la abeja,

instante que en el despierto

ya es ala de vuelo eterno,

se permanece como un cielo

donde habita lo inexplicable,

la raíz del agua

 

(tus buenas noches en susurro de silencio me llegó como nocturno pájaro en vuelo)

quintín alonso méndez


 

jueves, 12 de noviembre de 2020

 

Viaje interminable (93)



(Palabras de la escritura con el desnudo silencio de la mirada)

 

Del desértico paisaje en niebla,

húmedo aire del salitre como océano flotando,

al adentrarme en la noche

donde lentamente caen mis ojos

en surcos de borrosas nadas,

como barcaza acercándose

abriendo grieta de luz

brota tu nombre del sueño,

surge como alada ola del agua

cubriendo mi cuerpo vencido.

Al despertar, aún lejos el alba,

desconociendo el origen del motivo

brota tu nombre de mis labios,

surge como alada ola del agua

cubriendo de brisa mis cuerpos heridos.

Ciertamente nunca ha sido más cierta la certeza

de tu íntima corpórea presencia

habitando dentro de mí

(tú sabiendo que desde todas partes,

despierto o en sueños,

te hablo,

te llegue mi voz en la lengua de los signos

imantados racimos de gestos,

te llegue en la lengua de los sentidos)

quintín alonso méndez

 


domingo, 8 de noviembre de 2020

 

Viaje interminable (92)

    jorge garcía

Para escribirte un poema de amor he de recurrir a las milenarias antigüedades

de mis cementerios, escarbar muy adentro, muy debajo de la palidez del mármol,

más, más debajo de adonde habitan los gusanos, y estremecerme si alcanzase el agua.

Ese es el gran poema que la limitada inteligencia humana llama de amor,

venenosa, adicta medicina contra el miedo. Así, sin más herramientas que mis dedos,

ahondo en la seca tierra, me hundo en donde quise y quisiera estar y apenas si estuve,

soplo mortífero del viento; rebusco en los vacíos de la memoria,

lugar siempre deshabitado, lo habito con el aura de pensarte, desnudando tu imagen,

y así, venido de vírgenes tierras anegadas de sed, te escribo un poema de amor   


quintín alonso méndez

miércoles, 4 de noviembre de 2020

 

    jorge garcía

Viaje interminable (91)



Rebulle el mar en busca de palabras dispuestas al desembarco,

con un asombro de piel de cactus, de cardones, de pencas, de piteras,

aura de la caricia primera, cayendo dátiles de la tristeza de la palmera,

como un asombro porque de entre tantos muertos me encontraste,

y ahora aquí estoy con un asombro inútil de encontrarme con la vida

después de la muerte.

Rebulle el mar rescatando las palabras que no me dijiste

y que me muerden como calvarios.

Porque quizás me las dijiste y ya no recuerdo dónde fue el naufragio,

qué naufragio de los diarios naufragios, en qué lugar del desierto.

Ahora adormece madurándose, en una quietud de presagios,

un racimos de frutas violáceas que me dejaste en alguna parte,

o como dicen los genios que religiosamente destrozan el mundo,

el sueño se va cayendo como si fuese el motivo del cansancio

o el propósito de lo último.

Rebullen dentro del mar las palabras que buscan el aire,

anuncio del vuelo

    jorge garcía
quintín alonso méndez