lunes, 27 de febrero de 2017

La piel del verso

El dolor de cabeza deviene de los golpes desde dentro
de los miedos que no se atreven a salir
de la religiosa injusticia de maltratarnos
a nosotros mismos
son restos de una lucha no emprendida
no batallada
solo tienen piel los derrotados
banderas los vencedores
y en esta piel descuerada curándose al sol
escribo versos invencibles
pero invisibles para quienes no caminan la noche
porque un verso si no taladra
si no lame la herida del vencido
se perderá en la luz
el verso cierto infame profético
se guarece en la oscuridad
donde sobrevive el futuro
la añorada silueta de lo irreal
se aleja porque me acerco sin triunfos

la música la inventó el miedo


Quintín Alonso Méndez

jueves, 23 de febrero de 2017

La piel del verso

Es
trémula
llama
el delicado balanceo de las ramas en el jardín
parpadeo de amarillos ojos invisibles en los pétalos
hilo de agua que resbala por el tallo del rosal
palpita herido el rocío en sus espinos
una sombra de sonrisa entre la yerba
que zigzaguea como lombriz
miro sentado en el muro de piedra
gotea sangre con la leche de la tabaiba
la lagartija oye mi presencia y me observa
reluce el oro del polen en el verde del hinojo
la quietud me salva del dolor de la última abeja
que agoniza dentro de la flor envenenada
me dice el pájaro que detrás del oscuro horizonte
de las secas tierras baldías
está el mar
la mariposa blanca se va con el sol
-este gesto de los dedos
queriendo palpar el beso-
suena lejana en la espuma de la marea
la ausencia de la voz
Es
trémula
llama

Quintín Alonso Méndez



domingo, 19 de febrero de 2017

La piel del verso

El ser es frágil y con frecuencia se agota
necesita evadirse
la evasión es la belleza
dejarse llevar fuera de los pensamientos
aunque duela en la piel que nos habita
el tacto de los ausentes
pero nos subimos en la barca de los balanceos
para ver alrededor esa vida que crece y bulle
lejos de la sed que llegará un día
sed o el tiempo que tiene la habilidad
de irnos alejando del brillo de la luz
de las calideces de los sentidos
sintiendo cómo va dejando de mirarte
la vida que aletea y camina
tiempo entonces de la contemplación
de la belleza con todos sus matices
que a diario pasa ante nosotros
el ser es un paisaje lleno de habitaciones separadas
Quintín Alonso Méndez






miércoles, 15 de febrero de 2017

La piel del verso


Un poema es arrancarle sin consideración una astilla
a la sangre de los sentimientos
con la ausencia de la mente ante el altar de roca de las consagraciones
solo los sentidos ante el abismo de soledad que produce el viento
este poema ha surgido por tu culpa y para mi culpa
tan noble como la mirada del perro vagabundo  que te mira
desde el otro lado de la calle / en medio el océano de las guerras
es poema de martes de catorce de febrero / un año de dioses vencidos
ha surgido del lecho del mar y ha caído fruta violácea de la estrella única
poema que no tiene palabras en la costura de las letras / solo perlas
que van trenzando montañas de recuerdos en suaves ondulaciones del paisaje
aquí sentado frente al mar
sobre la mesa dos copas una botella de un seco y blanco vino
color del oro cuando líquido se hunde en las aguas azules de los sueños
enterrado en el hielo
esperándote
el cigarro me quema los labios
pero ahora lo más importante es que el horizonte no se caiga
que sostenga por un instante la astilla en el aire
darle ese milagroso tiempo a los versos para que entonces
irrumpan en las venas / produzcan el movimiento en la sangre
de esa manera que solo las querencias saben
y surquen todos los infinitos mares que nos distancian / en un soplo
Quintín Alonso Méndez



lunes, 13 de febrero de 2017

La piel del verso

La tarde viene de un dolor triste
que ya la mañana aventuraba con sus gruesos grises
morderme los labios y así con ellos heridos hacia adentro
posarlos en la piel de la rosa en el polvo sediento de la piedra
pasar la mano por el barro áspero de la jarra de vino
y hacerle caso al destino sentarme de nuevo en el mismo instante 
de aquellos tiempos de cuando por allá mi altura no alcanzaba
a los libros de la estantería entonces desde la puerta los miraba
eran inalcanzables como las musarañas del techo
goteo del tiempo que esta tarde está tan lejos de la lluvia
solo rumor y rumor de marea ascendiendo
por entre las cañadas estrechas de los cayados de la costa
con un azul magnífico que se desliza como seda por el aire
ahora el sol da en la maceta de los geranios y eso me entretiene
la miel dorada del sol que le devuelve tibieza a la memoria
verde a las hojas el color de la ceniza a las viejas tristezas
han cerrados las plazas con los cristales rotos de los versos no escritos
a mi alrededor las presencias se ausentaron sin haber estado
el silencio tiene pájaros allá afuera / aquí dentro todo es un nada que me aturde
solo rumor y rumor de marea ascendiendo por donde descienden las horas
 y donde cada día le brota un cansancio al cuerpo
se deshojan los recuerdos me miro no me veo
el árbol de la vida se va quedando en los huesos
Quintín Alonso Méndez

miércoles, 8 de febrero de 2017

La piel del verso

Este es el gris de lo que no está
tiene brisa de la cabellera del hielo
una medida de melancolías tristes
violines sin cuerdas son las gaviotas que se alejan por el Este
una medida de cajas vacías

de eternas ausencias deshilándose

En este gris está todo lo que no está
viene de cumbre lejanas y viene de las olas
es polvo de estrella y es gota de sal
violines sin cuerdas son las gaviotas que no tienen orillas
viene a hablarme de tus cosas
de las flores del patio de tu casa

Este es el gris de lo que no está
no están las manos que le ponen la magia al mar
la piel al verde y al azul
violines sin cuerdas son las gaviotas que ahora vuelan
este gris que me acompaña
cuando amanece y te nombro a solas

quintín alonso méndez


domingo, 5 de febrero de 2017


La piel del verso


Mujer /
está atardeciendo
hablo con soledades vestidas de personas
o hablo con fantasmas oscuros como lo invisible
me cansan las presencias que hacen tiempo
y se sientan a no dejar pasar el aire
me vuelvo a casa con los amarillos azules
que palidecen
prendiéndose las farolas
me siento a escribirte ya con la noche
podría ser noche de un seco y frío vino blanco
pero es noche que merodea solitaria por la costa
el gajo de la luna ronronea en las brasas
le hace cosquillas a la costumbre de la pereza
no la deja adormecerse
hace unas horas con un sol dorado
que esta tarde de febrero le robó a setiembre
te pensé
porque era una tarde de uvas de oro
los labios del sol tendidos en la cama
pero es esta noche y lío un cigarro
murmura el silencio de agua de mar
tu guitarra posada en las rocas del mundo
murmuran las cuerdas de los silencios ensalitrados
y lo sabes distraidamente lo sabes
tu olor de mar entra por la ventana
sube la marea
es música que sale de esta parte más perdida del tiempo
ahora la tristeza podría llamarse de muchas maneras
pero se queda desnuda sin nombre
noche larga que alarga sus brazos
me acompaña tu olor de mar que entra por la ventana
y escribe tu nombre en la soledad de mis labios

Quintín Alonso Méndez