Es caricia hechicera el aire venido del mar,
desenhebrado por las olas y los labios del salitre
desnudo toma alas de tus vuelos,
en el desolado desnudo lo recibo.
Desnuda la noche, canto impúdico de tu voz,
me anuncia tu anhelada desnudez.
Ausente la razón, íntegro me entrego,
piel de la piel.
Atmósfera ebria del néctar,
miel de tu miel.
¡Sensualidad del aire, júbilo del temblor!
Saber de ti se llama respirar
Hondura de la noche no deja de nombrarte con el murmullo
de las susurrantes olas,
media luna de la costa y media luna de los desiertos
confluyen en el corpóreo sueño
y ritual del hechizo produce la magia del encuentro,
la despierta ensoñación, la húmeda carnalidad.
Éxtasis sublime por los delicados arenales,
gemido cósmico de la voz del temblor,
estallido de la estremecida luz,
esencia del anhelo,
tu desnudez
Abriéndose el alba, mismo rumor me amanece,
venusinas caracolas volcánicas desprendidas de tu cabellera
esparcen sus pétalos de rosas por los sedosos mares del deseo,
se mecen en olas creando el sinuoso movimiento,
música de la marea es la voz rota de los cuerpos
en murmullo que envuelve la brisa
recibe la piel al salitre como la caricia soñada
El silencio es la palabra más sonora,
de pájaro en la lluvia,
cuando el deseo palpita
embrumado en el temblor.
Ardiendo la noche
en la hoguera del mar,
crepitan los rumores de la piel
en el aire desnudo,
el salitre sabe a ti,
hembra y hambre de la carne,
humedad de la sed
Viaje interminable 038
La transparencia de los charcos
hizo que me sumergiera en los orígenes del mundo,
semillas de los surcos,
prodigio que solo he visto en tus ojos.
Testigos del paso de lo humano por el Universo,
lápidas de cemento cubren el fondo de los charcos
Debajo de la brumosa lluvia,
en niebla de salitre y agua,
exquisitamente resbala por el aire,
por la dispuesta piel de mi cuerpo,
se desliza en lenta interminable caricia de amante
dejándose caer en un posarse de delicada ave,
de húmedas mariposas carnales,
en el vientre de la tierra,
brotan íntimos humedales,
los profundos olores de la deshojándose materia,
desnudo libero las palabras, las sensaciones,
desnudo me abandono al inmenso deseo que me envuelve,
así sintiéndote
Viaje interminable 036
Día de verte me rememora tardes de gorriones,
un descorrerse de los cortinajes de la niebla,
suavidades de azules ligerezas me llenan el tiempo,
brisa oscura que acaricia el susurro del resplandor.
Día de verte es fiesta de las íntimas emociones,
revoloteo de mariposas las palabras estremecidas
ocultas en sus silencios desnudos,
acariciante brisa oscura me recorre y me habita.
Día de verte, tiempo de frutas en la tierra más seca,
jolgorio de versos, errantes en su destierro,
se liberan y vuelan,
saben de los nidos que albergan los océanos de tus ojos,
día de verte dónde cómo cuándo sino aquí ahora siempre
