Iremos a la playa
por la tardecita
haya dejado de romper piedras
y de morder en las carnes
así, sus latigazos de fuego
más que mordeduras
será aleteos confundidos con la
brisa.
Tú le ofrecerás tus labios abiertos
de coral,
yo le robaré los versos que te quiera
regalar,
en tu sonrisa veré el reflejo de su
caída en las aguas
veré los peces nadando en tus ojos,
nidos de colores
carnales entonces los deseos en el
regreso
cogidos de la mano
con el aire desnudo deshojando
nuestros cuerpos
desbaratándolos