domingo, 2 de julio de 2017

Canto Último


Canto LVII

El fanático verso se empeña en que lo reciba y lo acoja
¿y dónde alojarlo? ¿en la parte de atrás de las gavetas vacías?
¿entre los espesos y a menudo anodinos versos que me surgen?
¿y para qué? ¿para que brille solitario y errante como un sol?
¿para que arda y se consuma en sí mismo?
¡no! ¡condena inútil e innecesaria!
¡vete verso! remonta vuelo y vete alójate en los nidos de su vientre
anídate en las elevadas terrazas de su cabellera
acaricia las lunas de su cuello
inmenso como el desmayo en la plenitud
cúmplela aliéntala pero mímala resucítala de cada herida de muerte
de cada noche que pretenda eternizarse en los ojos abiertos
pósate en sus párpados
bésalos con esa suavidad que ya tú sabes del polen en el pétalo
muéstrale la calidez de un abrazo aunque muerdan como abismos
los barrancos de las distancias
crújela en los labios crújela que los sienta vivos como las fresas del edén
acompáñala acompáñala siempre admira su risa
quítale la tristeza que le afea las mareas del atardecer
se con ella la serenidad y la promesa la confianza y el ánimo
se todo lo que yo quisiera
y quiero
y a veces cuando esté a punto de asaltarla el grito del silencio

háblale de la libélula que siempre vuelve

quintín alonso méndez

No hay comentarios:

Publicar un comentario