sábado, 26 de octubre de 2013



                     De "El edén de Salomé", poemario

El poema triste de los pájaros, escondiéndose de la lluvia,
de los primeros fríos. Te sientas en el banco de siempre,
bajo el paraguas de colores, cerca del gran cedro,
te sientas en ese banco cómplice de incontables hogueras ardiéndose,
ahora, hora de un mediodía de brisa fría, quebradizo,
enredado en pensamientos tristes, en senderos ausentes,
besos dulces te cogen de la mano, te retiran el pelo de la cara húmeda.
El poema triste de los pájaros que ya emigran, se quedan los gatos,
pero volverán cuando el sol traiga de vuelta la calidez plácida,
la sonrisa encendida, y volverán porque no pueden vivir sin los gatos.
Yo tu voz la tuve ahí, vibradora, ahora quiero verla caminar a tu voz,
y que sea como era tu voz, llena de pájaros, no tristes, que sean pájaros   
alegres de colores tu voz, que se esparzan por el aire que te envuelve,
y a ti verte enternecida, con ese gesto tuyo, mientras miras a los gatos.
 El poema triste de lo pájaros es el adagio que te besa los párpados,
y no es triste, es sólo que a veces la sonrisa lleva lágrimas voladoras
y revolotea como libélula, se te posa en los labios, ronronea como los gatos  



                                                        Quintín Alonso Méndez

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