Del libro de poemas "El edén de Salomé"
no hay viento
no llueve lluvia
no cruje la madrugada
no hay truenos y relámpagos
no duermen los sueños
quietas las hojas secas
las ramas arrancadas de los árboles
muertas las hebras de la piel
ciegos aquellos rincones dulces
no amenazan con hundirse las alturas
y aplastar los silencios
no hay voz no hay palabras
que desdigan al vacío
no hay una sola rendija para esta oscuridad
inmensa a la deriva
ninguna noticia del mundo
ninguna carta que leer
no hay viento
no llueve lluvia
nada
Foto: Jorge García
Quintín Alonso Méndez
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