martes, 21 de enero de 2014

 
                                                                  Foto: Jorge García

Carta a la mujer que amo


Esta carta te la escribo desde siempre, desde nada más nacer empecé a escribírtela, te la escribo contigo a mi lado, mientras duermes y la luna resbala por tu cuello y se extiende lánguida de plata en tu hombro desnudo, mientras miras por la ventana y los ojos se mecen con las olas perezosas, esta carta la escribo sentados los dos, mirándonos, asombrados de las distancias que hemos recorrido, te la escribo mientras me dices te quiero y acaricias a la gata. Te escribo esta carta de antes, de cuando los abismos se nos antojaban precipicios incapaces de volarlos o semejaban ser imposibles que se alejaban con los veleros grises del horizonte, esta carta te la escribo ahora, cuando los silencios son campanadas sordas que estremecen la vida débil, cuando los dedos arañan en el papel buscando la vereda que existe y que ha de estar sepultada por los rastrojos de mis miedos y mis nadas, papel y mundo que no dejaré de arañar hasta encontrarla, al tiempo que voy enterrando mis miedos, mis nadas, vereda trazada por la libélula que juega enredándose en tu pelo, te escribo esta carta mañana, siempre, mientras venga y yo esté en el mañana, no dejaré de escribirla, la carta y yo buscándote, contigo a mi lado o tú caminando por las calles y yo pensándote, con la ventana vierta, que es por donde entra el amor.
Esta carta te la escribo desde siempre porque siempre te amo

                                                             Foto: Jorge García

                                              Quintín Alonso Méndez

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