Sin pájaros no hay jaulas
Sé que ahora estás oyendo una
canción, esa canción que te lleva lejos de aquí,
cada vez más lejos de aquí, aunque en
cada esquina, en cada arruga de la pared,
veas un loco ciego, ya sabes, un cobarde,
un loco que no llegará a la locura, a nada,
veas vacío, menos que nada, algo así
como un rectángulo de tierra en el paisaje verde,
en la isla, en casa, se siguen oyendo
tus canciones a pesar de los aullidos del viento,
y la figura arbórea de tu cuerpo se
ondula en el aire, la efímera dicha del tiempo,
sé que ahora hablas con voces vivas que
te sacan la risa, la niñez de la risa, ¡ríes!,
para que así mi voz se apague se
hunda más se hunda en las profundidades de la nada,
aquí tu voz sabia no deja de
entretejer estos silencios que inundan la casa vacía,
y se alarga lánguida la voz en la
almohada, se despereza, tiene sueño, me dice,
no me hagas mucho caso, ningún caso, para
que la desnudez sea honesta, brille,
me suelo poner así a menudo, ¿cómo?, creo
que ya sabes de esas jaulas abiertas,
sin pájaros, rotas, sin huellas, ¿cómo
son las huellas de lo que no deja huella?,
¿cómo era?, sí, lo recuerdo, pisar sobre
el mismo dolor no duele, no hiere, mata,
nada importa, diría el pájaro sin alas
si el diablo no hubiera abierto la jaula,
y creo que bien lo sabes, quien vivió
encarcelado nunca sabrá ser libre, no podrá,
¿sabes lo que hay fuera de la jaula?,
¿te lo digo?, una enorme incapacidad de amar,
¡tanto tiempo que no oías esa canción!,
nunca habrá jaulas con pájaros en tu casa
Quintín Alonso Méndez
No hay comentarios:
Publicar un comentario