Desde mis primeras a mis últimas letras
Escribo, sabes por qué y para qué
escribo, para quién, y escribo, reconozco que siempre perdido, errante, sin
saber nunca cómo caminar el camino, cómo medirle los pasos: creo que me asustó
la vida nada más verle el rostro, al nacer. Pero escribo, queriendo aprender a
escribir, es lo único que me mueve los hilos en este mundo, aprender a escribir
para darte con palabras escritas, gota a gota, cada instante de mi vida. Aunque
sé que mis palabras suenan a Universo deshabitado, es mi trabajo, habitarlo de
palabras que te lleguen, que sepan decirte, acompañarte, siquiera acompañarte
en algún recodo de tus silencios. Escarbo, rebusco cerrando los ojos, no quiero
mirar hacia atrás, no quiere verle su capa negra, abierta como un arcoiris
negro, al tiempo que se acerca devorando. Escarbo, buscando las palabras,
posándolas con cuidado aquí, que te lleguen, de ligeras que son que te lleguen,
invisibles a los temporales, inmunes a los miedos y las lluvias, envueltas en
la seda que tus labios dejaron aquí, en el azul del aire. Escribo, sabes por
qué y para qué escribo, para quién, he de encontrarlos, esos versos que estremezcan
el Universo, lo habiten, y que el mundo entero sepa que esos versos son tuyos. Quizás
yo ya no esté, pero recuerda que un día te dije «haré que seas eterna»
Quintín Alonso Méndez
Porque la eternidad es sólo otra versión del amor
ResponderEliminarAhora que no estás, quiero que sepas que hoy soñé que no tenía miedo a nada.Y fué el mejor sueño de mi vida.
ResponderEliminar