jueves, 9 de enero de 2014



Desde mis primeras a mis últimas letras

Escribo, sabes por qué y para qué escribo, para quién, y escribo, reconozco que siempre perdido, errante, sin saber nunca cómo caminar el camino, cómo medirle los pasos: creo que me asustó la vida nada más verle el rostro, al nacer. Pero escribo, queriendo aprender a escribir, es lo único que me mueve los hilos en este mundo, aprender a escribir para darte con palabras escritas, gota a gota, cada instante de mi vida. Aunque sé que mis palabras suenan a Universo deshabitado, es mi trabajo, habitarlo de palabras que te lleguen, que sepan decirte, acompañarte, siquiera acompañarte en algún recodo de tus silencios. Escarbo, rebusco cerrando los ojos, no quiero mirar hacia atrás, no quiere verle su capa negra, abierta como un arcoiris negro, al tiempo que se acerca devorando. Escarbo, buscando las palabras, posándolas con cuidado aquí, que te lleguen, de ligeras que son que te lleguen, invisibles a los temporales, inmunes a los miedos y las lluvias, envueltas en la seda que tus labios dejaron aquí, en el azul del aire. Escribo, sabes por qué y para qué escribo, para quién, he de encontrarlos, esos versos que estremezcan el Universo, lo habiten, y que el mundo entero sepa que esos versos son tuyos. Quizás yo ya no esté, pero recuerda que un día te dije «haré que seas eterna»


                                                       Quintín Alonso Méndez



2 comentarios:

  1. Porque la eternidad es sólo otra versión del amor

    ResponderEliminar
  2. Ahora que no estás, quiero que sepas que hoy soñé que no tenía miedo a nada.Y fué el mejor sueño de mi vida.

    ResponderEliminar