El tiempo del poema
El tiempo es pasado y nos empuja al
abismo
El futuro no es más que ese negro lodazal
En que nos vamos adentrando
La mano del tiempo empuja por la
espalda,
que se encorva y aprieta los huesos,
los astilla haciéndolos gemir de
dolor,
los deshace en el polvo del tiempo
Sólo queda mirar este reflejo de luz
esta infinita espiga de oro líquido
de lava que me recorre
este tiempo que se me deshoja entre
los dedos
sólo queda mirar este reflejo de luz
ese arco que dibuja la flecha
escribir un testamento en cada verso
verte aquí palparte aquí, ¡oh, luz!
hincar el amor en las entrañas
y adentrarme en el lodazal
sabiendo que la vida has sido y eres
tú
Foto: Jorge García
Quintín Alonso Méndez
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