domingo, 19 de enero de 2014




El poema de los días


Es un día más de los incontables días sin sabores
de esos días con los que no se puede tratar ni siquiera la hora del paseo,
un día que no le permite a la soledad tener un solo recuerdo
ni que te asomes a la ventana cerrada a ver pasar su propio cadáver.
Es un día más, como tantos otros, puedes borrarlo, eliminarlo,
y el mundo seguirá girando con el mismo peso de a diario
porque días que aquí sobran, en otra parte sabrán a cortos, a poco,
que vuelen, que partan, a donde son requeridos para ensanchar la fiesta.
Es un día más de los intratables días que no te hablan, no te dicen nada,
ni una voz que se alongue al saludo, aunque indiferente o fría o seca,
las voces para los días vivos, para quienes les corresponda vivirlos,
desde alguna parte tiran de la sirga que se lleva la barca lejos.
Es un día más de los absurdos e innecesarios que me quedan,
con el viento y la lluvia de la mano, entrelazados, escribiéndole a la muerte,
que no se demore, que venga, escribiendo vacíos por donde caigo y me hundo,
la gata salta a mis piernas, me mira, me maúlla, nos arañamos el alma,

me dice que está conmigo también en las lágrimas





Quintín Alonso Méndez

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