domingo, 24 de noviembre de 2013




Del libro de poemas "Versos caídos"

                                                                   Foto: Jorge García


            Todos los grises están en este amanecer tempranero. Gris de silencio, gris de rumores de marea larga, gris de bajura, gris de largas esperas que no esperan nada, que esperan y esperan, esperas largas, de abril o de noviembre, gris subiendo por los muslos del agua, del aire, gris resbalándose, enredándose en el musgo, en el vientre oscuro del musgo, gris que muerde el cuello, los pezones de las tardes, gris del hambre, gris de dónde estás, gris que se posa en la carne y se enciende y se abre.

            Gris pintado de brisa, de no hay nada, de no hay nadie

                                                             Foto: Jorge García


 Escribo la ruindad de estas horas que no quieren tenderse en la noche y cerrar los ojos, que se van detrás del humo que dibuja de nubes agoreras el techo de la oscuridad. Escribo la ruindad de estas horas gigantes como el pasado, en cada gota de tiempo un dolor, una suavidad de dolor que alimenta miedos, a veces pánicos, derrotas, heridas de roces que apenas iniciaron el vuelo, rostros tristes que buscan la mar, rostros con una suavidad inaudita de pérdida en la mirada. Escribo la ruindad de estas horas amarradas como racimos como dedos como trampas como palabras que no quieren callarse, horas que son años nocturnos, años amontonándose y amontonándose y desvariando el cuerpo, tejiendo vacíos, recuerdos, encuentros, recuerdos, tu nombre, tus gestos

                                                                Quintín Alonso Méndez

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