Del libro de poemas "El edén de Salomé"
Viendo aquellas fotografías, el mundo
me cerca,
aprieta y se hunde en las vertebras
indaga en las cenizas que llamean
se estrechan los días que hay entre
los dos tiempos,
se reduce a polvo la memoria, la casa
de la memoria,
hay un temblor en la mano desasistida
en el gesto que el aire atrapa y
engulle
y toco aquí, me sube por la garganta
toda la ternura almacenada,
lo único que tengo, que me queda. No
existe la palabra
que defina
que pueda decir
ni aún aproximarse
este dolor que sólo a mí me pertenece
que crecerá conmigo
único testigo que palpará lo que lo
palabra no sabe escribir
Quintín Alonso Méndez
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