viernes, 21 de febrero de 2014

                                                               Foto: Jorge García


La escritura


He de caminar por la página en blanco como camino por tu cuerpo, y he de estarme en ella como me quedo cuando me siento a mirar tu alma, quedarme en la página, recorriéndote, bebiendo y respirando de mirarte, sentir en la brisa los aleteos de las hojas que se desprenden de los árboles y que flotan en el aire silueteando tus pasos, camino que camino ahora, no cuando te caminaba, entonces era la página en blanco, el milagro de la luz, de la existencia, camino que a diario recorro, muy despacio, con miedo a pisar alguna hebra del día y que su gemido de instante triste asuste a la libélula que dibuja tu aura y les haga remontar vuelo a las mariposas que vuelan en los jardines de tu vientre, esas mariposas que descienden de tus dunas de dulce leche y suben por las trenzas de algas de tus muslos, muy despacio paso por cada hebra del día, con mi torpe cautela, para no molestarte, así camino, así caminaré por cada hoja en blanco, sé que iluso, pero pretendiendo veredas apacibles cubiertas por enredaderas por las que quizás pasees alguna tarde y quizás así me recuerdes, recuerdes aquella otra tarde donde tus dedos se enredaron en mí para siempre, veredas que lo más probable no llegarán a ser más que pobres surcos donde la tierra seca a la espera de la lluvia, no recibirá más que semillas de aisladas palabras que quieren plantarse, germinar y llegarte. A cada hebra del día le robaré el hilo de un verso que, aunque doliente, palpite de vida, sabré tenderlo y alimentarlo, darle las palabras necesarias para que se crea volador, vuele, y se pose en los árboles de tus parques. He de caminar por la página en blanco como camino por tu cuerpo, y he de estarme en ella como cuando me siento a mirar tu alma, así son, así serán todas mis páginas, hebra a hebra iré tejiendo los días, que son tuyos aunque no estés, y aunque estuvieras y estás y siempre estarás, la isla a la deriva sabrá adónde llevarme y el tiempo sabrá llevarte mis mundos de papel, en tus manos cobrarán vida, entonces abrirán los ojos y aprenderán a mirar más allá de donde mis ojos miran, entonces sabrán qué sentido puede tener el novivir     



                                                             Foto: Jorge García

                                                 Quintín Alonso Méndez

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