La luna
Era la luna fría trayendo la
serenada,
dejándola caer sobre nosotros para
que buscáramos el abrigo
de nuestros cuerpos desnudándose al
calor de los deseos,
era la luna fría entrando por la
ventana, con racimos de estrellas en los labios,
fugacidades azules de hogueras de
agua, que ardían abriéndose en los ojos,
era la luna desnudando las brasas de
nuestro amor, luna bruja de abril que nos trajo
palabras tibias que temblaban entre
nuestros dedos como pétalos en busca de cobijo,
era la pared rugosa de la noche que selló
en tu piel la cicatriz de la eternidad,
era la luna desbaratando las sábanas que
tiritaban como alas aprendiendo a volar,
era la luna fría volcando la marea desde
los altos acantilados de nuestros besos
desparramándose gimiente por las playas
de nuestros vientres, arena líquida
que nos incendió en su lava de olas estallando
oscuras en el vértigo del placer,
era la luna fría cayéndose en el mar,
llevándose el abrigo que nos denudó
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