Amor
No amo. No amé. Nunca tuve la
voluntad de amar.
No son ciertas estas rasgaduras que
me desangran
ni ciertas son mis muertes por llegar
tarde, la espalda perdiéndose en la oscuridad.
Nunca tuve el valor de tirar abajo
las murallas, de dejarlas caer empujadas por la brisa,
por el férreo tesón de la mirada más dulce;
estas ruinas no son reales,
son sólo migajas de los esqueletos de
los pájaros que se acercaron al derrumbe.
Mis palabras que se abren en alas no
son sinceras, nunca lo fueron,
se las he robado hebra a hebra a los
cadáveres del amor, a la luz de los ojos,
a las ingenuas esperanzas de vivir, a
las orillas débiles, desprotegidas del viento y el sol.
En ningún momento me propuse desnudarme,
darme entero, ilusionado,
saltar al abismo, enredarme en las espirales
de la gran sed, deshojarme en la miel.
No existió la voz deshaciéndose en la
boca, la mano en la otra mano, no existe
la llamada insistente, no existe el nombre
que agita el aire, rompiéndolo.
No es de verdad, no mata, esta tristeza
que yo me busqué por no saber luchar.
No existo. No estoy. No amo, no es
cierto que muera de amor
Quintín Alonso Méndez
No hay comentarios:
Publicar un comentario