miércoles, 26 de noviembre de 2014




De «Últimas notas»

Fue la nada desangrándose     

Fue débil el gemido del aire                        
encubierto bajo la inexistente lluvia
del silente silencio de la oscuridad,
resbalando el pájaro del beso.
Pero tembló la rama del árbol.
Tan poderosa la nada pasando
desprotegida de sol
por las venas de las hojas,
la desnuda nada desprometiéndose.
No fue carne, no fue quejido de la carne,
no fue un rompimiento del astro,
no vibró la vida al punto de morirse
pez sin agua en los labios.
No fue el grito que mordió en los silencios,
no se puede habitar lo que no existe.
Fue el todo de todas las vidas
que no existieron.
No fue nada, y ahora,
en el columpio de los astros,
es solo un verso, tan poca cosa
como mi vida, por ejemplo




                                               Quintín Alonso Méndez                                              

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