miércoles, 12 de noviembre de 2014



De «Últimas notas»

La locura

Me asusta que el verso me reviente en la boca,
como las granadas que revientan en el granado y lo visten de sangre,             
pero ha de explotarme el verso en los labios,
parirme mariposas negras o gusanos de seda, despedazarme,
sólo importa que el verso se arme de batalla, de espadas en las palabras,
se arme del valor suficiente que nunca tuve, que perdí entreguerras,
aquellas guerras que eran tan insignificantes que un beso podía partirlas en dos,
en dos atmósferas invisibles que no han dejado de morder la costura de la piel.
Me encamino a la nada perfecta, y ya no espero que entre brisa por la ventana.
La pereza alargada de la muralla en el horizonte me dice que viene el viento,
¿a qué viene, a terminar de tirar lo que nunca se tuvo en pie? Pues ven locura,
ven, deja de darle vueltas al jardín donde nunca se abrió una flor, ven, entra,
poséeme absoluta, deja ya de jugar a dejarle una rendija a la promesa del sol.
No queda apenas tiempo más que para despedirse de lo que nunca estuvo.
No me defraudes tú también, locura, alójate, ocúpame todo, desaparéceme



                                            

                                                Quintín Alonso Méndez

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