jueves, 13 de noviembre de 2014




De «Últimas notas»

Si existieran los pájaros en invierno


Si un pájaro canta
sin verdes y sin árboles,
¿dónde tiene su territorio la esperanza?,
¿bajo qué sepultura canta el pájaro,
o es de leche planetaria la noche,
y por eso brilla el canto de la piedra
con gemidos de plata o nostalgias?
Alcanzo a verle la sombra al faro
del fin del mundo,
-es lejana la vista del que no ve de cerca
mas que pasados columpiándose en su propia horca-,
desplegada en pétalos umbríos,
oscuro el perfil negro de su rostro,
son rosas sepultadas en alfombras de orillas,
de costas malheridas,
cementerio de solitarias ballenas,
eso me dice la callada tumba de la vida.
Si un pájaro canta,
¿importa su origen de destino volteado
por la mano de la soledad,
invertidos los polos del sol?
He ahí, en su pico, el volumen de la tragedia,
el teorema preciso de la justa indiferencia.
No importa que el mundo se venga abajo,
no sale en las noticias,
era sólo un pájaro,
estampado al verse libre
contra las estructuras metálicas
de lo establecido.
Hete que ahí, en el abrazo, en el beso,
ahí estalla el pájaro,
peso de pluma su sangre,
mala costumbre la de querer volar
sin saber dónde acechan
los falsos verdes, sin árboles






                                            Quintín Alonso Méndez

No hay comentarios:

Publicar un comentario