martes, 12 de septiembre de 2017

Canto Último

Canto XCIX

Se acerca el ocaso de mi dios. Esta tarde o fue ahora en el ocaso estuve con él. No hacía más que tropezarme con sus miradas y esas miradas suyas dirigidas hacia la nada mientras hablaba como siempre lo hizo hablando solo a solas me confirmaron que era mi partida hacia el otro lado de la nada el mío mi hermoso yo oscuro mi loco asustado le dije que escribir es tan fácil como coser rencores antiguos y que es fácil la soberbia con la derrota anunciada que las palabras escritas siempre sobraron estrépitos de cobardías camufladas nacimos juntos por separado y nunca nos miramos no nos hizo falta ahí vivimos en el fracaso estrepitoso de sabernos el futuro desposeídos herederos del pasado encerrados en el presente esperando el turno la llamada enferma del enfermero invitándonos al no regreso y no te confundas no pienses que nunca te he pensado con palitos del derrumbe hice el mástil más alto el más poderoso me hice dios para ser eterno amante de tus ojos el loco me dijo con su soberbia de harapos «nos condenaron a unirnos en el desenlace no podía ser de otra manera que nos matara la misma mujer la misma nada el mismo fracaso» esa noche ¡lo juro! ¡ah mi juramento falso! por única vez esa noche oímos juntos el croar de las ranas el aleteo de los grillos nos fuimos al verano en que para siempre nos unimos para separarnos definitivos. No ha sido más. La vida no ha sido más. Te conocimos para nunca conocerte. Pero construimos un puerto un puente una isla un desfiladero. Por ahí andaremos sin decirnos nada y sin decir nada. Alejados seremos la ausencia compartida. Tú en medio como la orilla que jamás visitamos. O él sí. Gemidos de luna. Nadie oirá los cantos. No nos engañamos. No nos confundidos. Nos moriremos por separado. Sin saberlo. Así la ausencia no dejará de ser una ausente compañera y aunque solos no moriremos en soledad. ¡Cómo brama la marea que anuncia el otoño! ¡Cómo aúlla el puro silencio del vacío! Cómo resbala por las piedras lisas del tiempo esta tristeza inacabable… Sí... Me encuentro con lágrimas cada vez más a menudo. Llámalas recuerdos que invitan a la dulzura del dolor son los limones agrios que se desprenden del sol y cada vez más a menudo las caídas son hacia dentro vano intento de trepar el abismo que a diario me procuro y construyo. Todo ocaso suelta las gaviotas que se dirigen a donde amanece. La mar se devora a sí misma y regurgita a cada golpe de marea. Lleva violetas en el pico el pájaro de la madrugada son para ti hijas del rocío de tu mirada 

quintín alonso méndez




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