viernes, 8 de septiembre de 2017

Canto Último

Canto XCVIII


En estos cantos desparramo la sangre que me queda la menta de los olivos las alas rotas del vuelo la herida del acantilado la madera astillada las cenizas de mis bosques las orillas de mi isla desparramo el néctar de lo que se quedó sin fluir las agrias veredas que me transitaron mis prisiones desparramo el verso que guardo para tus labios la última gota del canto y aquella primera gota de cuando mis ojos mis ruinas te encontraron y se estremecieron surgió la yerba de entre las piedras del desierto desde estos muros viejos deshabitados renqueantes desparramo estos cantos desnudez del cántaro hebra del pájaro que se hagan nubes los versos para que tus sueños voladores los toquen que sean brisa de la costa por donde tus ojos navegan cantos del silencio de las palabras que me arden y se disecan que se vuelquen en tus paisajes que sean los insectos de tu sonrisa que al menos estos cantos se endiosen y se crean portadores y llegadores que nazcan y broten y crezcan y los lleve el ánimo de que un día volarán con tus libélulas aunque sean invisibles callados como los naufragios que encallan en la costa estos cantos siempre te buscarán perdidos por la orilla

quintín alonso méndez

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