lunes, 23 de noviembre de 2015



           Las ventanas cerradas del cuerpo

Mis plantas no son exuberantes ni de la piel más carnosa
no son de seda los pétalos de sus flores
la tierra late callada como muerta  en las macetas
pero ahí nacen y crecen
las plantas que los pájaros me van dejando
a diario les hablo las palpo    cuido de su humedad
les quito las hojas secas
las protejo del viento     de los aguaceros
me prolongo en ellas    en sus silencios frágiles y cuidadosos
regados por el rocío   besados por la luz del alba
a diario me cobijo en su compañía   me traen el sol
me alcanzan la luna    me suavizan las nostalgias
y por las noches
cuando los fantasmas muerden en el insomnio
protegen la casa

las ausencias que habitan la casa
Quintín Alonso Méndez


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