lunes, 16 de noviembre de 2015



De        Las ventanas cerradas del cuerpo

quise crujir contigo
ladra el perro  le quita las telarañas a la noche le rasga la materia al silencio
limpia el musgo que cae sobre la baranda de la tristeza
no le importa que crujan las hogueras echadas al dolor
ladra rompe a ladrar
y rompe la invisible tela que separa la vestidura de la desnudez
claro que le importa que la noche no se vista de blanco o de violeta o de azul
le importa esa parte deshabitada del banco siempre vacía y vacía la otra parte 
alguna vez visitada por lluvias por palmadas del sol por visitas que no dejan flores
por borracheras de insomnios por la noche por la tarde al amanecer
el perro ladra súbitamente ladra
y de súbito lo acalla el murmullo de la noche la intocada mágica noche
entonces la noche se alimenta de noche
cuando dos labios navegan surcando la otra boca qué importa la historia
de los otros mundos qué importa el canto del gallo que no ha llegado
quise crujir contigo ausentarme en ti no regresar
quise partirle el alma al corazón arrancarle la piel a los sentidos
quise amamantarme del sabor que tienen las frutas de tus pezones
quise cortarle las alas al tiempo quise besarte quise astillándome entero quise
crujir contigo



                                                            Quintín Alonso Méndez

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