sábado, 1 de agosto de 2015

Escriturasfugaces


Tendida de lado desnuda hacia el lado de la ventana que da al mar
bella como un ala de mármol
las sábanas que cuelgan en pliegues de jardines de plata
la cabellera extendida en la almohada
hilos de seda tejidos por la brisa nocturna
del polvo de la piedra de luna
única la mujer ella dormida
ahí detiene el río náufrago del tiempo
respira con la quietud del pájaro de la medianoche
le brillan como diamantes las flores blancas de sus delgados dedos
posados en el pezón que amamanta las estrellas
la duna de la cadera es de la más fina arena de la miel del deseo
la espalda de la lisa roca extraída del fondo marino
por los roces de los suspiros aleteos de libélulas acuáticas
los muslos de la ternura del temblor esa calidez que desbarata
ella la mujer única desnuda duerme tendida de lado
del lado que da a la ventana
como ala de mármol
es la convexa forma que se acopla exacta a la concavidad del sueño
mirarla así es robarle eternidad al universo
y se irá pronto porque son alados los labios de los besos
pero aquí se queda desnuda bella única madre de la sed del agua
como un ala de mármol en el verso
y se queda aquí como se queda ese vacío inmenso cuando voló la vida
atada al hueco infinito eterno mineral de la almohada
hebras de piedra de luna entran por la ventana
gime el desconsuelo
recordarla así es robarle eternidad al universo
que se quedará aquí en el verso inmortal ella única tú la mujer
desnuda


                                                       Quintín Alonso Méndez 

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