viernes, 19 de diciembre de 2014



De «Últimas notas»

La presencia

En el paisaje nocturno, ancho, latente y latiente,
habita demoledor el cementerio de las ausencias
con sus negros y afilados árboles, rectos como un fugaz gesto,
que hincan su hacha de aire en el desperdigado y negro aire,  
escondidos en la penetrante oscuridad, en donde se siente
alzarse la respiración presa de su humedad profunda
de bajoEn  tierra, un corazón muertovivo en cada silencio,
de raíces que ascienden por la húmeda y vertical brisa
que viene arrastrándose desde el rasposo murmullo de mar,
árboles sin la materia, fríos, oscuros de transparentes,
sus inexistentes hojas danzan en vaivenes de ramas secas,
saladas, son cenizas los pájaros de la noche
que con sus picos arañan en los ojos,
las veredas laten ocultas bajo las capas negras de la soledad,
una insinuante serpiente de espuma blanca en la costa,
con una botella sin mensaje dentro en la abierta boca,
separa los dos mundos, ese muro que aísla, advierte,
enseña las oxidadas cadenas y señala las tumbas
entre las agrietadas piedras,
donde las ausencias son los únicos seres vivos
que palpitan sobre el olvido de la deshabitada tierra,
en el paisaje nocturno, donde de árbol en árbol,

áureos, brillan como insectos las tristezas 


                                                       Quintín Alonso Méndez           

No hay comentarios:

Publicar un comentario