Cartas de un vuelo eterno (II)
Ahora te escribo ausente como un dios / más intenso que la
nada
sol frío en un otoño que se engrandece viniendo de los
derrumbes del norte
separando lento con gustoso dolor de miembros la herrumbre de
los huesos
la pluma que inclina y separa las malas yerbas para que abajo
donde incipiente el brote
insiste en la naturaleza del ciclo / se alce la alegoría de
las palabras el júbilo del pájaro
tierno el tallo de los sentidos la ruta del árbol que tocado
por la flauta de los minerales
inventa la fruta noticia de un futuro que es presente cuando
lees en su piel de hambre
imposible llegar al cielo de los mundos sin haberte recorrido
ah! poesía indefensa
ay! verso sensible que repta y sucumbe y reaparece con alas
antes de la muerte
se planta madera se hunde raíz se crece infancia se hace carne
para invadirte
ausente como un dios me deshabito / para abrirme me despojo
del alma soy destierro
soy el que jamás imaginaste llegara a donde solo llegan los
astros / los paréntesis /
he venido a quedarme no importa que sea en el aire en el
silencio de los muertos
alguna página rota se quedará para siempre engarzada con el
musgo con las pausas
con las nadas que misteriosas como murciélagos se aferran a
las ramas nocturnas
ahí estaré ya lo sabes / donde aún arden las esperanzas de
seducir a la esperanza /
llámalo inútil proeza de lo inalcanzable / donde se cavan las
palabras que no caben /
la dulce sensación extraña de saberte amada de cómo te
arrimas desnuda a la orilla
y tú misma tenerte en las aguas / ah! penumbra cuando
atardece incendio febril
así te escribo ahora / ausente como un dios / más intenso que
la nada
deseándote como ya ningún dios absurdo podrá desearte ah
lujuria insistente!
quintín alonso méndez
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