martes, 30 de junio de 2015


Escriturasfugaces






Desde la garganta apunta al océano de los ojos
el dolor que se desguaza en lo más tierno de la tristeza
en lo más triste de la ternura
esa tiernecita distancia que aleja el mundo de la vida
los niños y las palomas habitan el parque
los viejos sentados
esperando el prometido rayo de sol
ése que lleva al soñado territorio del olvido
las madres son niñas en sus manos de agua
en la luz que les brilla acariciando la corteza del árbol
donde cálido se posa el pájaro del beso
el sendero tiene huellas de infancias muertas
palomas de amores que nacen
los recuerdos son gestos incapaces de quedarse
siempre hay un banco vacío
un cementerio de palabras
que no existieron o que fueron asesinadas
no es nada que una simple vida no exista






                                                    Quintín Alonso Méndez











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