lunes, 28 de julio de 2014




 Este lunes trae a rastras un silencio que se aventuraba desde un miércoles
que no debió existir. Es inútil querer recomponer un día roto, y si miras desde lo alto
al desierto interminable de los días, brillan como puñales los pedazos del día roto.
¿Cómo, al menos, quitarles el brillo, que estén ahí como un aviso, pero que no cubran
y entierren los demás días, dulces como soles colgando del árbol del atardecer?
Que se tiendan horizontales los versos y así no caigan en el vértigo vertical del abismo.
Que este lunes sea roto por el cristal de la voz limpia y que rompa el silencio,
lo desgaje, traiga de vuelta aquellos edénicos días y los futuros, los que esperan
en alguna parte, en alguna esquina, con palabras desnudas y sábanas nuevas






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