Tiempo70
La herida que roe desde los cimientos y va minando las
fuerzas, abriendo tristezas de no verte, apenas es una mota de polvo manchada
de sangre ante las heridas del mundo. Me fortalezco en los sueños, lugar de mis
paseos diarios. Llegaste invadiendo mis arenales desiertos, sin caracolas ni
puertos, mis surcos secos, mis bosques sin árboles, mis mareas sin océanos, tú
no lo sabes, es cierto, pero sí tus ojos, sí tu mirada venida de los almendros
y de la brisa azulenca de las olas entre las rocas negras, cuando me ven
solitario en lo alto del silencio, mirándote
quintín alonso méndez
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