Coralinas las selvas
marinas de tu nombre, donde por sus junglas
mis versos merodean,
camino sobre suelos inexistentes, me sostienen
las ascuas de los
incendios, las nubes de las ensoñaciones,
habrá un mañana donde
no existirá el presente. Solo los muertos.
Adivino el aura de los
números, somos números complejos,
esa pequeña gota,
minúscula como sombra de la nada, que diluye y paraliza
la poquedad del tiempo,
lo ignoramos porque asusta la liviandad del universo,
la grandiosa esfera que
nos envuelve como única célula. Tú no quieres
o yo no quiero, o los
dos queremos o no queremos, la esclavitud nos enmudece,
así discurre la vereda
del verso, partiéndose en dos átomos del silencio,
eres la parte real de la
flecha que señala la dirección del diario, su motivo,
soy el imaginario que
está aquí contigo, seducido por la magia de tu esencia,
el por qué ya no
existe, solo existe aquél tiempo que aún no ha venido.
Cuestión de tiempo será
la noticia de que no existimos
porque elegimos ser
libres, cada uno en su tiempo, atados a los miedos
de que nacemos y
morimos: renunciamos porque asusta liberar el mundo.
Coralinas, hebras del
musgo se deslizan por las aguas, me traen tu materia,
el embrujo de saberte. No
te encontraré, pero mi destino es buscarte,
aunque te encuentre
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