Así en el diario, en
cada surco de palabras abriéndose paso con desgarros y latidos carnales, en
busca del agua. Del mar de tus ojos. ¿Fui mente antes de cuerpo, ya te presentí
fuera del cuerpo? Después del cuerpo, ¿seremos encuentro de la búsqueda en
extraños mundos paralelos, o seremos dos moléculas de la misma molécula, lo que
mi escritura, transmisora de las vivencias imaginadas y palpadas, de los sueños
y los deseos, pretende? ¿Este todo es condena, es prodigio, es el destino de la
nada errante? Tu estar en mí es buscarte, mi estar en ti, este diario del poema
interminable, que será inacabado como interminable e inacabado mi deseo de
navegarte en incendio de oleajes. En ningún lugar más lúcido el mar que en
espejismo del desierto, así en el diario la imagen de saberte me deslumbra y me
ciega en abismos y cumbres, en la hondura mágica donde los latidos de los
sentidos te buscan, lujuriosamente
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