lunes, 1 de mayo de 2017


La piel del verso


Con qué delicadeza de ave ha pasado la tormenta
un roce sutil de lo eterno rozando la piel del océano
roce de ala de promesa de lluvia desplegándose por el verde de la tierra
ya se la barruntaba acercarse resbalando por la baranda del horizonte
lámina oscura de mar entre el cielo cubierto y la tierra polvoreada de incienso
caminando descalza por una noche ciega extrañamente quieta
se anunciaba a su paso hacia el oriente con lejanos relámpagos y rayos
con silencio de labios cerrados solo la respiración de los parpadeos
brillos metálicos puramente puros de blancos resplandores
y quebradizas ramas de plata
iluminando las formas fantasmales con cuerpo de las nubes gruesas
algunos gemidos roncos de los relámpagos y los rayos alejándose
mientras clareaba con una delicadeza exultante y lujuriosa delicadamente azul
se posó erguido como elegante pájaro de plumaje de colores el arcoiris sobre las aguas
delicada fiesta de arco de luz en los ojos húmedos de la tímida pálida brisa
cerraba con delicadeza las puertas y las ventanas para luego dejarse caer como lluvia
primero como seda de gotas esféricas limpiando el polvo del aire ceniciento
derrumbándose después como apasionada agua impetuosa desnuda y exuberante
para repentina desvanecerse
extraña quietud azulándose esparciendo el polen de la luz
fugaz paso de todos los sentimientos inmersos en el instante de un quejido
llevándose en sus alas transparentes ya invisibles y remotas y más alejándose
el sueño el último sueño
   

quintín alonso méndez









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