miércoles, 4 de enero de 2017

La piel del verso

La noche está llena de lóbregos pasadizos
de ninguno de ellos se regresa
hay que mantener el pulso firme del compás
la órbita lunar del cuerpo con la mente
para que ausente permanezca el rostro del equilibrio
pero son los ciegos pasadizos de los días
los que llevan al destierro de los pasadizos nocturnos
es cuando en las horas oscuras del arco del paisaje sin sol
los pensamientos se debilitan
se asemejan a criaturas indefensas
perdidas en el bosque más inhóspito y espeso
así seducen a las enfermas nostalgias de los sentidos
peligra entonces el monótono péndulo del tiempo
se abren grietas en el falso muro de los miedos
por donde se desliza el agua
resbalando sinuosa como agoreras serpientes
¡alerta! entonces se despliega la fugaz estrella que invita a la locura
al secuestro de las esquinas que protegen los órdenes de los ordenados destinos
a esquivar los pasadizos
salir al otro lado
donde tú secuestrada con los ojos del espanto
y donde yo quisiera liberarte
Quintín Alonso Méndez



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