Escribo vida
y la noche se cubre con parpadeos de todos tus nombres,
palpo sus raíces de
minerales, sus hebras del palo blanco,
me sumerjo en su océano
de alturas, navego tierra adentro,
escribo vida y escribo
nostalgias, metafísica del tiempo.
Escribo vida y raudas
como vencejos flotan las imágenes
en la oscuridad del
aire impenetrable. Me siento existencia.
Invadí tus carnes, no
tu aura, horadé en las venas de tus ojos,
me consumo en la
hoguera de lo vivido, en las llamaradas de lo no habido,
en el incendio de lo
incendiado. Me consumo sin consumarme, vívido.
y los oleajes me
invaden, me hago a tierra, busco mirarte,
¿dónde si no la magia
del milagro, el latido de lo olvidado?,
no me acostumbro a la
costumbre de no poseerte en el abismo del musgo,
por eso escarbo adonde
solo llegan los silencios, búsqueda del agua
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