domingo, 17 de mayo de 2020


Viaje interminable (49)




aletargados tiempos en que las palabras yacen dormidas, con peso en los huesos de plomo del opio, grises venidos con el frío norteño agitan los verdes musgosos, meciendo la quietud como de lejanos sueños, no abren los ojos, permanecen las palabras en el letargo de un tiempo vencido, el frío muerde, será tarde en que el verso se alce como caracol que emerge de entre la yerba subiendo a la piedra, grisada tarde donde la soledad y el vino se acompañan, tejiendo un melancólico poema (me levanto y le abro las alas a la ventana, que entren todos los cantos que no encuentran cobijo de la lluvia, que me inunden el rostro las húmedas hebras de agua, de calideces desabrigadas, y que ardan en su tenue llama las palabras dormidas que yacen al pie de la página, caen las cenizas en el adiós del atardecer, derrumbe sin consecuencias, mañana volverá a salir el sol, sea oscuridad sea el resplandor, todo es ajeno, y es más viento, más tiempo de distancias, nada que perturbe lo establecido, lo de común acuerdo acordado, la brisa del mar, tus ojos)

quintín alonso méndez


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