El árbol seco del camino (35)
XXXV
Aunque rotos
y caídos en las cunetas entre los secos rastrojos
los ánimos
que fueron elevadas águilas reales sublimes águilas pescadoras
o quizás
solo pájaros gorriones o el tiempo pasando por delante de la plaza
me arrastro
hasta los pilares de la mesa y trepo por sus arrugas de madera
al fin
dentro del jadeo agónico robándole el aire al aire ajeno a la noche bruja
la débil mano
temblorosa que no puede con el peso del lápiz se aferra a él
así a
tientas sabiendo que todo es un acabarse inmediato de lo que fue mundo
inicio
lentamente con la torpeza de lo viejo las artes de la escritura
quintín alonso méndez
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