lunes, 13 de febrero de 2017

La piel del verso

La tarde viene de un dolor triste
que ya la mañana aventuraba con sus gruesos grises
morderme los labios y así con ellos heridos hacia adentro
posarlos en la piel de la rosa en el polvo sediento de la piedra
pasar la mano por el barro áspero de la jarra de vino
y hacerle caso al destino sentarme de nuevo en el mismo instante 
de aquellos tiempos de cuando por allá mi altura no alcanzaba
a los libros de la estantería entonces desde la puerta los miraba
eran inalcanzables como las musarañas del techo
goteo del tiempo que esta tarde está tan lejos de la lluvia
solo rumor y rumor de marea ascendiendo
por entre las cañadas estrechas de los cayados de la costa
con un azul magnífico que se desliza como seda por el aire
ahora el sol da en la maceta de los geranios y eso me entretiene
la miel dorada del sol que le devuelve tibieza a la memoria
verde a las hojas el color de la ceniza a las viejas tristezas
han cerrados las plazas con los cristales rotos de los versos no escritos
a mi alrededor las presencias se ausentaron sin haber estado
el silencio tiene pájaros allá afuera / aquí dentro todo es un nada que me aturde
solo rumor y rumor de marea ascendiendo por donde descienden las horas
 y donde cada día le brota un cansancio al cuerpo
se deshojan los recuerdos me miro no me veo
el árbol de la vida se va quedando en los huesos
Quintín Alonso Méndez

3 comentarios:

  1. Tú lo quisiste así. Disfrútalo ahora y no te lamentes.

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  2. Las heridas cuando más duelen es cuando están cicatrizando. Pero se cerrarán.

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  3. Por cierto, me gusta mucho como escribes y algunas veces visito ésta página. No dejes de hacerlo.

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