miércoles, 14 de enero de 2015




Viernes 16 de enero a las 20.00 horas
                       El edén de Salomé

Desde de la más callada y remota esquina de los recuerdos,
salta un latigazo de luz que muerde y ciega, hundiéndose la tarde.
Viene a arañar los ojos, a traerme justo esa imagen, ese salto perfecto
al vacío, al dolor más vacío, más sin pertenencias, más dolor renacido,
cómo decírtelo, más cierto, vivo en carne viva, puro dolor que mata,
¡cuántas veces me he apoyado en el árbol de la soledad,
sabiendo que no hay más árboles en mi camino!,
alrededor zumban risas, palabras, caricias, juegos de seducción,
y el horizonte me devuelve en silencio lo que le he dado: nada.
Basta un soplo en el cristal para que se resquebraje el mundo,
se rompa el puente de un estallido, se desvanezcan los futuros,
basta un no de la impotencia o del orgullo o del miedo o de la rabia,
para que el sí de las uvas se desangre, se desangren las veredas.  
Desde la más callada y remota esquina de los recuerdos,
viene la muerte, ¡lo que era la vida!, a buscarme
                        (del «Edén de Salomé»)







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