jueves, 26 de junio de 2014




Cada día       


La vida es una sombra, la luz es lo que se quiere vivir.
Días que desaparecen sin dejar rastro,
hasta los más amables se van al olvido de las sombras.
Siempre la sensación de que la luz rodea al tiempo
sin tocarlo, que delicada y sorprendente de dulce
lo envuelve, le muestra su desnudez promisoria,
sus racimos repletos de besos y uvas,
pero permanece a la distancia justa de lo lejano,
intocable, inaccesible para estos días en la sombra
que corren despacio y no se detienen.
La luz es una fortaleza inexpugnable para la sombra,
que débil se deshace en la frontera de la húmeda distancia.
Una vez, un relampagueo de luz distinta
simuló una grieta en la muralla,
espejismo provocado por la fiebre enloquecida de la sombra.
La caída de la tarde, cada día se lleva la luz a su alcoba
y la sombra a su lecho viciado de nostalgias.
Cuando amanece, otro día que amenaza con derrumbarse,
la vida es una sombra y la luz es lo que se quiere vivir



                                                      Quintín Alonso Méndez



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