sábado, 5 de abril de 2014



El encuentro


Cuando lo daba por olvidado
y también por perdido,
vino a verme,
viejo, cansado,
con arrugas metidas en la mirada,
tiras de piel seca donde tuvo cuerpo.
Viéndolo moverse,
arrastrando los pasos y los gestos,
debía convenir que la tristeza es un dolor
con síntomas de empeoramiento.
Bebimos té con leche en la terraza del amanecer,
masticamos hinojo con las encías sin dientes,
los pájaros hacían ramas por los zarzales,
tocamos lo que ya no está,
y sin nombrarlos,
asomaron aquellos besos.
Al irse, yéndose el día,
enfilando el estrecho sendero,
lentamente se volvió,
«te has encontrado demasiado tarde»,
me dijo, y lentamente
diluyéndose

desapareció por el sendero


                                                         Quintín Alonso Méndez

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