Ya sabes que hablo de ti, en cada gesto, en cada silencio,
en cada verso desvistiéndose en el papel,
esa piedra menuda que recojo en su soledad
y la añado en la repisa a mi bosque de piedras solitarias,
ese sol azul que a diario viene a casa instalando la luz de tus ojos,
esas pinceladas zobelianas que la tarde deposita como hilachas de nubes
sobre el horizonte, sabores de frutas de tus bosques esparciéndose en el aire,
resbalando hacia la noche, hacia donde en mis desvelos y en mis sueños te sueño,
caracolas en la costa vierten los rumores de mis versos desvistiéndose,
¡ah, desde los más oscuro te miran!, esas flores que me producen la ternura
como si roces de tus manos, esas sonrisas suaves de agua que desprenden besos
caminando las calles por las que mis sueños del querer verte caminan
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