Caminan descalzas,
empobrecidas aguas secas
por donde era la lluvia
en primavera,
empobrecido, camino descalzo
por las piedras del destino
y me saludan sonrisas
como se saluda a un
banco de piedra de la plaza,
saben que las amo desde
mi distancia que se aleja,
y sonríen porque hay
pájaros y cervezas del mediodía
y tardes que semejan
eternidades cálidas, imperecederas,
noches dulces,
olvidadas las heridas, expuestas afuera al sereno,
y también se alejan, a
lo más cercano,
por donde se acerca lo
que florece con zapatos nuevos,
pero yo insisto
mientras pueda, camino descalzo
por las piedras del
destino, y se muestran y me miran,
y me regalan por un
instante sus sonrisas, sus miradas,
y con los ojos me dicen
pletóricas, ufanas de la vida
aunque muchas veces les
duela, que aún hay lluvias de primavera,
por eso insisto
mientras pueda, y camino descalzo por las piedras
queriendo verlas,
recibir la lluvia fresca de sus miradas,
sabiendo yo y sabiendo
ellas que el ámbito de mi destino es amarlas
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