Te invoco al cuerpo,
a eternizar la materia,
gota a gota de cada
instante,
poro a poro, sexo a
sexo
de la piel,
a despedazar la
mentira,
a los cultivadores del
miedo,
hagamos el pan de la
siembra,
sea descubriendo la
lluvia de la sed,
el latido más íntimo
del agua,
sea mirando en los ojos
del vuelo,
sea así, sabiéndonos.
Ven,
te invoco al cuerpo,
a la destrucción de las
guerras,
de sus dueños y rebaños,
ven, te invoco al
cuerpo,
y sea así, esculpiendo
la belleza,
trazando la pincelada,
la rendija
por donde entre la luz
del fuego,
la espada de la paz,
la palabra,
la eternidad de la
existencia,
su razón cierta,
poseernos,
inventar el tiempo,
sea desde donde estemos,
desde aquí, ahora,
leyéndonos,
invocándote al cuerpo,
solo sabiendo la nada
para a diario descubrirnos
y a diario desconocernos
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